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A punto de empezar al cata en Vide Vide |
El pasado martes 23 de septiembre, y de nuevo enmarcado dentro de las actividades desarrolladas dentro de
Compostela Gastronómica, tuvo lugar en
Vide Vide una cata bien diferente: No se trataba en esta ocasión de una cata de vino al uso, se trataba de empezar por el principio, por saber de dónde viene lo que nos bebemos, desde que el fruto comienza a nacer hasta que se recoge, principalmente durante el mes de septiembre.
La ocasión era, por tanto, única y privilegiada, dado que, estando en el mes que estamos, será una de las pocas veces que podamos hacer una cata de uvas listas para vendimiar, y que guardan ya en su interior la esencia que luego transmitirán la vino.
Martiño Santos, uno de los socios de Vide Vide, comenzó la introducción haciendo un bonito repaso por las fases de crecimiento de la uva y también "desgranando" el fruto, explicando lo que aportan al vino cada una de sus partes. También tuvimos la ocasión de usar un refractómetro para comprobar el grado alcohólico de la uva, que variaba sensiblemente dentro de la misma variedad si ésta se producía en diferentes zonas climatológicas.
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Usando el refractómetro |
El nutrido grupo que allí estábamos pudimos luego ir probando las diferentes uvas de las distintas zonas productivas de Galicia que los bodegueros aportaron a esta cata: entre ellas rarezas autóctonas como el Ratiño o el Raposo en blancos, o la Loureiro Tinto o Brancellao en tintos.
Dado que estaban presentes bodegueros como
Jose Crusat de
Adega Entreosrios, o Roberto Rivas y Diego Rubianes, de
Adega Moraima (y también su enóloga), pudimos escuchar de primera mano, cómo se realiza la vendimia y elaboración de sus vinos, y también las dificultades que este año nuestro clima les ha puesto para poder hacer un buen producto.
La cata de uvas, sirvió, además, para comprobar cómo influye la climatología dentro de una misma variedad; así, la albariña de la zona de O Ribeiro estaba mucho más madura que la misma uva de la zona de O Salnés, por ejemplo. Lo mismo sucedía con la Treixadura, que en zonas más atlánticas todavía estaba verde y ácida, sin desprender su aroma tan característico. Esa año además, climatológicamente tan complicado y con un verano más frío y húmedo de lo normal, está trayendo verdaderos problemas a los bodegueros, sobre todo a los de zonas más costeras, como Rias Baixas y Barbanza. Algunas de las variedades más sensibles al clima, se verán seriamente perjudicadas por estas últimas lluvias, tanto que, es incluso probable que este año no puedan sacarse al mercado monovarietales elaboradas con algunas de ellas: tal es el caso del caíño tinto o el raposo en blancos.
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Algunas de las variedades catadas |
Tras la cata de uvas, también toco, cómo no, catar algunos de los vinos elaborados con las variedades mencionadas anteriormente. Es ahí donde se puede comprobar (aunque todavía me falta mucho para tener tan buen paladar), cómo el aroma y el sabor de la uva pasa al vino, sobre todo al principio, donde más se percibe.
Comenzamos por el
Vulpes Vulpes, monovarietal de Raposo, enmarcado dentro de la IGP Terras de Barbanza e Iria, que al igual que la uva, tiene un alto potencial aromático, el "chanel" de los blancos, lo llamaría yo, sus aromas a flores son espectaculares... Le auguro también un buen envejecimiento en botella, dada su frescura y acidez final.