...Porque siempre hay un "Plan B" para cada ocasión...para alegrarnos el día a bocados y pequeños tragos...

lunes, 15 de junio de 2015

#Crónicas_Albariñas (III)

Salto atrás en el tiempo,
El 17 de abril, dentro de las jornadas de Compostela Gastronómica, que ya va por su tercera edición, tuve la oportunidad de asistir a una charla-cata de lo más interesante:
Mariano Fisac (MilEurismoGourmet) venía a hablarnos de terroir, y no necesariamente de su libro, como decía el ilustre Umbral. Pero puestos a recomendar, os lo recomiendo y mucho. Galicia entre Copas es un viaje por los viñedos y vinos de Galicia: una puesta en valor del territorio, del respeto al productor, y por eso enlazaba perfectamente con la ponencia de ese día.

Pero de lo que más tocaba hablar ese día era de TERROIR, y lo pongo con mayúsculas porque esta palabra francesa de difícil traducción (a mi terruño no me acaba de convencer), lo es todo o casi todo a la hora de valorar un buen vino.
Terroir: extensión de terreno con particularidades únicas y llamativas, con un microclima especial, geología... y un largo etcétera. Algo así podría valer para definir esta palabra. Que una palabra signifique tanto ofrece pistas de lo complicado que es hablar del tema.
Puestos ya en faena a eso de las 19:00; esa tarde éramos muchos y distintos, algunos más entendidos en la materia, otros recién iniciados y precisamente ése era el escenario perfecto para lo que Mariano quería transmitir.
UNO: que no hace falta ser un crack para disfrutar de una buena copa de vino entre amigos,
DOS: que el terroir marca diferencias sin duda.

También se habló de la influencia (positiva y negativa) de las redes sociales en el mundo del vino; pero creo recordar que esto se llama Crónicas Albariñas, así que, al lío:

6 copas vacías, 6 botellas tapadas y un bolígrafo.

Mariano quería ese día que catásemos a ciegas los vinos, poco a poco y que hablásemos todos, mucho, sobre las impresiones que nos transmitía cada uno de ellos, daba igual si eran conceptos técnicos o no... lo importante: HABLAR.

Empezaron a servirse los vinos, Mariano anotaba y preguntaba, y también Eva Pizarro que lo acompañaba ese día. A medida que iban sirviéndose vinos; se apreciaban algunas caracterísitcas similares, pero desde luego muchas diferencias... los había más salinos, los había con máyor acidez, más aromáticos...
Mariano Fisac y Eva Pizarro
 Caí en la cuenta de que tal vez estábamos catando vinos de una misma variedad entre la tercera y cuarta copa.... esa que se sirvió a través de decantador y que me hizo recordar un vino probado hace no mucho... Mmm, esto es un albariño fermentado en barrica... y no es de Rías Baixas....
Bien, íbamos por el buen camino... La cosa fue in crescendo... el quinto espectacular y el sexto... yo  es que ya lo conocí por la botella... y hay pocos albariños así, y que con los años mejoren tanto.
Así es; se trataba de 6 vinos 100% elaborados con albariño, pero de sitios diferentes, muy muy diferentes: Tierras del Ribeiro; O Salnés, O Rosal, Ribeira Sacra y Comarca do Barbanza... 3 D.O.'s y una IGP...


8 de mayo, vuelta a las #catasclandestinas en Gastroteca SCQ y tercera y útima de la serie (Re)Descubrir el Albariño.
Una persona, José Antonio López, y un nombre: Compañía de Vinos Tricó.
Tricó es el último hijo de José Antonio (es lo que significa esa palabra en gallego: "último hijo que llega sin ser esperado"), antes en Lusco y mucho antes en Morgadío. Todo un corredor de fondo en el mundo del vino...y todo un ejemplo de tesón y buen hacer. Si tengo que definir sus vinos me vienen las palabras CALIDAD y ARMONÍA.
José Antonio López en Gastroteca SCQ
Tricó tiene su base en la Subzona de O Condado (Arbo-A Cañiza), suelos pobres, de fuerte insolación. No se riega la viña y se intenta recoger una cantidad pequeña de kilos por hectárea; tal vez eso explique que se consiga un vino con tanta personalidad y que aguante tanto tiempo en botella.
Hasta 2010 el único vino que se elaboraba era Tricó; a partir de ese año, se incorporaron Tabla de Sumar y Nicolás.
Ese día se trajo una vertical de Tricó (2010-2011-2012, una pena no catar ese 2007), Tabla de Sumar 2013 y Nicolás 2012. Los dibujos de las etiquetas los hizo su madre de pequeña en la escuela.



Tricó y Tabla de Sumar se embotellan por las mismas fechas y se vinifican por parcelas, de las que se hace un coupage. Tabla descansa en inox y luego en botella hasta salir al mercado, mucho antes que Tricó, que realiza fermentación maloláctica en inox durante un año y luego descansa otro año más en botella.
Cada añada peculiar y plenamente diferenciada de la anterior; me quedo con la 2010. inmensamente floral (un poco reducido al principio, pero fantástica una vez pasada un tiempo en la copa), pleno de acidez, equilibrio y persistencia todo en uno.
El 11 aporta más toques cítricos a pomelo y piel de naranja, mientras que el 2012 es un ramillete de aromas herbales y laurel, al que le queda todavía mucha vida por delante.

Nicolás 2012, llamado así por un nieto de José Antonio, es en sí mismo un milagro; una añada espectacular, de una sola parcela en la que los albariños llegan a una graduación de 14.... Todo parece augurar que el vino esté descompensado y que aguante poco tiempo. Pues no; Nicolás es todo lo contrario a eso: se elaboró un solo depósito y es un compendio de fruta madura y flores, fresco y brillante con un largo final que me encanta y, cómo no, mucha vida.

Tricó, otro ejemplo más de terroir y bodeguero unidos para hacer algo bueno... y que me hubiese llevado a la charla de Mariano unos días antes.



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