...Porque siempre hay un "Plan B" para cada ocasión...para alegrarnos el día a bocados y pequeños tragos...

lunes, 26 de septiembre de 2016

Tan lejos, Tan cerca

A principios de agosto hacía mucho calor en Sanlúcar: el viernes 5 y el sábado 6 no eran días para estar en otro sitio que no fuera la Taberna ErGuerrita (y no sólo porque había aire acondicionado). Y es que en las catas de verano de este mítico lugar se dan cita ya desde hace años personajes relevantes dentro del mundo del vino nacional e internacional.
A la espera de la acogida temporal o la adopción permanente que me permita disfrutar de todas las catas sin tener que mirar el calendario, este año la suerte y la planificación han querido aliarse conmigo para poder asistir al menos esos dos días.

¿Que por qué esos dos días? Diré dos nombres: José Luis Mateo y Ramiro Ibáñez (sin menospreciar la cata del sábado noche de Juancho Asenjo a la que también pude asistir).
José Luis Mateo con Armando Guerra
Para muchos de nosotros el nombre de Mateo es muy familiar y en el Marco de Jerez dudo que haya alguien que no conozca a Ramiro en la actualidad. Pero el reconocimiento de ambos traspasa fronteras: raro es el que no busca desesperadamente alguna botella de Pandorga, por poner un ejemplo, o alguno de los muchos vinos que Mateo ha ido sacando al mercado de manera irrepetible y por lo tanto con contadísimas existencias.

Hablar de la trayectoria de ambos en un solo post sería una locura, pero encontrarme con dos personas que tienen tanto en común, bien merece aunque sea "un par" de líneas en esta humilde libreta mía:

EL SUELO, LA TIERRA: Albarizas en el Sur, arcillas con pizarra, granito, arenas, etc en el Norte, diferentes, pero iguales en el valor que José Luis y Ramiro le otorgan. La tierra permanece, mientras el resto pasa, incluido el vino. A ella se le debe el resultado de lo que luego se rematará en la bodega. De ella toman las viñas las peculiaridades que hacen que cada vino sea diferente según el tipo de suelo del que procedan las uvas. Eso pudimos comprobar, por ejemplo, en Pitijopos Vol. 2: Guadalquivir Vs. Atlántico 2015 (ya en sus pantallas), al igual que ya hizo con el Vol.1: El Marco de Jerez de Norte a Sur. Un recorrido en el caso que nos ocupa que sirve para ver la excelente capacidad didáctica de Ramiro al mostrarnos y hacernos valorar cómo se expresa la variedad Palomino en los diferentes suelos de albariza, dependiendo de si el Pago es de influencia atlántica o de río. Y lo mismo pudimos ver en, por ejemplo, el Sábrego 2011 de José Luis, de suelos graníticos y arenosos (sábrego en gallego) o Gorvia 2008, en suelos de pizarra, elaborados 100% con Dona Branca. Ejemplos de monovarietales, que, por cierto, también tienen mucho en común: ambas tienen una alta capacidad oxidativa, son menos expresivas aromáticamente que otras variedades blancas y demuestran una excelente respuesta al envejecer (que se lo digan a la Palomino). Una misma variedad, que nos muestra sus características propias sí, pero que se modifican dependiendo del terreno del que provengan, inevitablemente: habrá vinos con más oxidación, otros con mayor acidez, con más recuerdos a tiza o talco, dependiendo de los compuestos del suelo y los nutrientes que contengan. ¿Acaso alguien pretende hacer un vino exactamente igual, aunque las condiciones sean distintas? Todos sabemos a dónde habría que acudir para beber vinos idénticos, planos y sin identidad...

Los vinos de la cata de Ramiro Ibáñez. Pitijopos Vol.2 en primer plano
IDENTIDAD, INCONFORMISMO: La personalidad no parece estar reñida con "dejar hacer" a la viña en su hábitat natural y expresarse con libertad. Lo único que hace falta es poseer la sensibilidad necesaria para interpretar lo que venga de ella e intervenir allá donde sea necesario, pero que la expresión provenga de la materia prima y no tanto de la bodega. De eso sabe bastante Ramiro, que junto con otro grupo de jóvenes enólogos y bodegueros del Marco ha comenzado una "revolución tranquila", que, precisamente busca recuperar la identidad de la albariza (un suelo único en el mundo) y los viñedos, algo que ha permanecido durante años en segundo plano, en favor del trabajo realizado en las bodegas. En el caso del Marco esto es todavía más significativo, ya que el método de crianza dinámica (biológica y oxidativa) se ha llevado todo el protagonismo estos años, relegando a un injusto segundo plano los mostos donde el efecto de la flor es menor y por lo tanto la expresividad del terruño más patente.
En esa misma línea se mueve José Luis a muchos kilómetros de distancia: observar, interpretar, comprender... y sobre todo aprender. Mateo siempre en constante lucha interna, siempre buscando la perfección. Un hombre con una sensibilidad especial y que comparte con Ramiro su perfeccionismo y meticulosidad a la hora de trabajar.
Los vinos de la cata de José Luis Mateo
TRABAJO, TRADICIÓN: Siempre en constante aprendizaje, buscando lo mejor de cada parcela, de cada suelo, de cada variedad, y sobre todo buscando la recuperación de las variedades autóctonas y ancestrales a menudo denostadas e incluso apartadas de la D.O. Eso es otro de los puntos en común entre los dos. Su trabajo con viñas viejas y variedades centenarias. lo vemos, por ejemplo, en UBE 2014 de Ramiro (diferentes variedades de Palomino: pelusón, jerez y fino), o en Fisterra 12 (Brancellao, Espadeiro, Merenzao, Sousón) y Muradella 12  de José Luis;  esta vez todos son ejemplos de elaboraciones plurivarietales y centenarias (o casi) en la que los ensamblajes se hacen a la antigua y buscando el protagonismo de las variedades y su comportamiento en conjunto.
La labor de investigación y la extensa bibliografía que maneja Ramiro para documentar su trabajo y el resultado del mismo encuentra un espejo similar en José Luis,que trabaja de forma incesante y a la vez autodidacta en la comprensión de la modificación de los suelos a lo largo de los siglos y el cómo esto afecta inevitablemente a la agricultura. Por eso es tan importante que sus vinos reflejen el lugar de donde vienen con el máximo respeto. Por eso se aprecian los ACERCAMIENTOS en latitudes atlánticas, donde las fronteras sólo son las que marcan los mapas. Así vemos un Treixadura 2013 criado bajo velo, al que José Luis no le ha puesto nombre (como tantos otros vinos que  "no le gustan"), y también sin nombre un Dona Branca 2009 bajo velo, que hace que nos acordemos de su Crianza Oxidativa 2009 con Dona Branca; ese vino que no puede dejarte indiferente, ese vino que te transporta a otros lugares, Galicia mezclada con el Sur. Por eso también, no debería sorprendernos que otro Marco sea posible, aquel en el que, al igual que se hacía antaño, no todo pasa por la crianza dinámica o el encabezado sistemático. Aquel en el que se fermentaba en botas, aquel en se buscaba, como en Encrucijado 2012 (sin D.O), entender el momento en que surge el Palo Cortado en las bodegas; cuando la mezcla de variedades tempranas y tardías era frecuente y daba lugar a una gran diferenciación entre unas botas y otras a la hora de ser clasificadas para su posterior crianza oxidativa. Variedades casi desaparecidas, que se integran en el 50% restante a la Palomino: Beba, Mantúo pilas, Mantúo castellano, Perruno y Cañocazo. O aquel que podemos ver en Pandorga 2014, (de nuevo sin D.O), un vino 100% Pedro Ximénez, una elaboración única, genuina, asoleado 12 días y fermentado en barrica, un vino naturalmente dulce que recuerda muchísimo a un Auslese: elegancia floral por los cuatro costados, una maravilla agotada ya.

Me viene a la memoria ahora el momento en el que, una vez finalizada la cata de José Luis, ya en "la trastienda" de ErGuerrita, y empezaban a circular otros vinos tras la cena; Mateo observaba con el silencio y la timidez que le caracterizan, probablemente analizando cada sorbo de vino, interiorizando la historia y elaboración de aquello que se vertía en la copa cuando los vinos muy viejos salieron a escena. Su porte lo dice todo: sensibilidad y humildad, No es casualidad que Ramiro estuviera presente en su cata también... no es casualidad que ambos estén tan lejos y tan cerca a la vez.


* En la copa: UBE 2014 (mágnum): Pago Carrascal de viñedos centenarios (palomino fino, jerez y pelusón). Fermentado en bota bajo velo y permanencia durante 14 meses. Acidez y sapidez por un tubo, talco y tiza, nariz de frutos secos, manzana madura, naranja. Curiosamente me recuerda a otro vino elaborado en Galicia que pasa 60 meses en barrica...








miércoles, 7 de septiembre de 2016

Valor Añadido


Ya vuelven a ser muchos días, semanas (incluso meses) sin escribir. Reconozco que la desidia veraniega me ha podido un poco, porque vinos sobre los que hablar me sobran; y ha sido este un verano altamente enológico para mi: Comenzando por Vinoble en un ya lejanísimo mayo (snif) y pasando por la VI A Emoción dos Viños  y las catas en Er Guerrita en los meses siguientes.
Así que vinos, lo que se dice vinos, han sido unos cuantos, pero por aquello de no empezar la vuelta al cole con el típico resumen de cómo ha sido tu verano, creo que voy a escribir precisamente de lo que menos me ha gustado de estos últimos meses. Sí, soy así, un poco "tocanarices" a veces.

Además empezaré por el final, en plan spoiler, porque las cosas malas, cuanto antes las olvidemos, mejor.
Leía hoy en El País el artículo Supervinos 2017: Diez vinos buenos de supermercado por menos de 3 euros. Podéis compartir conmigo la lectura de esta maravilla en el siguiente enlace.
Sé que no seré la única en hablar de él, y que también hay gente que le sacará mucha más miga que yo, pero, por lo menos una mención honorífica se merece por mi parte.
Primero debería recalcar que en el título lo de "vinos buenos" debería ir entrecomillado o en cursiva, por aquello de que igual están usando el sarcasmo y no nos hemos enterado, ¡yo qué sé!
He perdido la cuenta de las veces que se emplea la puñetera palabra "caldos" que sólo me invita a mojar pan, (igual en este caso con estos vinos es lo mejor que se puede hacer)
Y lo de la clasificación en "Megavinos" y "Supervinos" chachis de la muerte, pues mira, como que tampoco la veo.
Los que me conocéis sabéis que cuando alguien me pregunta por vinos buenos que no se salgan de precio sé cuáles recomendar bajo mi criterio, dentro de lo que yo haya podido catar y me haya gustado. Hay vinos buenos por poco precio, pero siempre hablando, en mi opinión, de un rango aceptable para que a la bebida pueda llamársele vino. Y sinceramente, el PVP 1,35€ o 2,90€ que además nos ofrece sabor a jazmín o mora de barranco, pues... caray... me inquieta. ¡¡¡¡A ver si me voy a estar gastando mis dineros en otros vinos y me estoy perdiendo el sabor a mora de barranco por no entrar en el Carrefour!!!!
Bien, no me apetece extenderme más en el articulito ni en el sempiterno debate de que hay que animar a la gente a consumir vino como sea... Porque yo, para que alguien diga que bebe vino comprando eso, prefiero que beban zumo de naranja... o caldo, ya puestos...
No, no: se trata de darle valor a lo que se bebe, a lo que se come, a lo que se ve en la TV, a lo que se lee. Se trata de que importa el qué, pero también el cómo; que, una vez más, no se trata de que todos seamos expertos y manejemos un vocabulario de la leche sobre cata y le demos vueltas a la copa para meter la nariz dentro y hacer la parafernalia... NO. Se trata de que la gente sepa qué se está bebiendo. Y que empiecen a entender que gastarse de vez en cuando, 10, 15, 20, 30 o 40€ en una botella de vino, tampoco es para tanto (la horquila es amplia). Que nos gastamos más en meternos 4 gintonics de garrafón por la noche y no protestamos.
Me gusta explicarle a mis amigos la historia del vino que se beben o de qué zona procede o del trabajo que puede costarle a ese señor hacer una vendimia en vertical con una pendiente de 25%, para que luego lo valoren más, para que sepan que eso que cuesta 2€ en un supermercado no puede ser lo mismo que se están bebiendo porque se ha escogido con cierto criterio y pensando en que el vino es un conjunto de muchas cosas que cuestan dinero y a mi, por ese precio, no me salen las cuentas.
Y creo que tampoco cuesta tanto hacer un poco de proselitismo del bueno, pero eso sí, yo para ir tejiendo mi propia opinión, busco ir a la fuente. Me gusta asistir a catas, visitar bodegas, ir a ferias etcetc. y sobre todo ir a tiendas especializadas. Porque para comprarme un mueble no me voy a una charcutería, pues para comprarme un VINO, me voy a una vinoteca, a perder unos minutos en que alguien me cuente un poco del vino  que voy a llevarme y de las personas que han trabajado para hacerlo, o me asesore según mis gustos personales. Y lo mismo para bebérmelo en un local; busco que el hostelero le dé el mismo valor a lo que pone de beber que a lo que pone de comer, porque sino, mal vamos.
Y de las muchas cosas malas y errores que he visto este verano, la falta de profesionalidad sigue siendo una de ellas. Ni todo el mundo sabe de vino, ni todo el mundo sabe vender vino (algunos no tienen ni puñetera idea), ni todo el mundo juega limpio en este "mundo del vino" y muchos venden vino por no vender tornillos; ni siquiera lo han probado o tienen un criterio tan amplio sobre lo que es un buen vino que todo les vale (hasta el sabor a mora de barranco).
Así que hoy, y no será la última vez que lo haga, le rindo homenaje a los que aportan ese valor añadido al vino, y lo hago enumerando a los que tengo bien cerquita de casa, pero es extensible a todos:
A Miguel y Santi de Madia Leva, A César y Diego de Viños Vivos, a Patxi y Natalia de Gastroteca SCQ y a Martiño y Xosé de VideVide.
A todos ellos GRACIAS por enseñarme cada día.

FOTO:
Porque no todo vale, y lo que vale a veces cuesta bien poco: Castro Candaz - Finca el Curvado 2013, de Raul Pérez y Rodri Méndez
Acidez y equilibrio en el ensamblaje de la madera para la elaboración de este mencía 100% en la Ribeira Sacra, de suelo granítico y fuertes pendientes que desprende aroma a fruta y a monte, con toques de ceniza y ahumado que aporta la madera. El precio, en torno a los 15€. Una ruina oiga.






jueves, 28 de abril de 2016

FEDELLOS (No, nada es casualidad en el Pazo) DO COUTO

Bebía yo, allá por el mes de septiembre del año pasado, una botella de Cortezada 2013. Poco sabía yo por aquel entonces de Fedellos do Couto: los había visto en A Emoción dos Viños hacía un par de meses, lo justo para catar alguno de sus vinos en el medio de todo aquel festín vinícola que es Tui; luego comprobé cómo contaban con cada vez mejores valoraciones, que su producción de 7.500 botellas se evaporaba a buen ritmo y me dije “Pues está claro que aquí hay un buen proyecto, serio, sí, pero hecho para disfrutar”.
De los cuatro “fedellos” (Luis Taboada, Pablo Soldavini, Carlos Bareño, Jesús Olivares) y su proyecto  hablamos en su momento, en la revista Pincha(e)discos, al hilo de la cata de este Cortezada 2013, y sirve de continuidad a lo que escribí sobre Laura Lorenzo en el post anterior. Las  segundas generaciones de la Ribeira Sacra tienen mi incondicional admiración por el laborioso trabajo que supone poner en valor una zona muy a menudo maltratada por la propia D.O. y por gustos consumistas poco afortunados.
Su inquietud e inconformismo (así podríamos definir la palabra “fedello”) unidos a la filosofía de representar en cada botella la tradición, el terruño y las variedades con las que trabajan, han dado (y seguirán dando) como resultado la máxima expresión de calidad de un producto fabuloso. Cuando se tiene una buena materia prima, lo más fácil es “hacerlo fácil”, que el trabajo en bodega sea tan bueno que no se note.

Por todo eso Cortezada es ejemplo de muchas cosas: esta parcela situada en bancales de las Ribeiras do Sil, en las cercanías del Pazo do Couto, que apellida este proyecto, ve nacer la Mencía que se usará para elaborar este vino.
Y ahora es cuando viene el aplauso: Cortezada 2014 sube muchos peldaños de nivel con respecto al 2013. Si este último ya presentaba su característica rusticidad, su mineralidad y una buena acidez, sí es cierto que el conjunto no resultaba tan fresco y se apreciaba más madurez en boca.
Pero Cortezada 2014 es un perfecto equilibrio entre la expresión y el vigor de la viña, el terreno sobre el que asienta y el buen trabajo que lo acompaña. Menos alcohólico que su hermano más viejo, la calidez que podría aparecer por el terreno esquistoso, se ve compensada con los aromas de monte bajo, a hierbas aromáticas, a pino, la fruta resulta más fresca, incluso se aprecia una astringencia agradable. Se respira altitud, montaña, infinitos matices y especias aportadas por una madera magníficamente integrada.

Y el espectáculo Lomba dos Ares, lo dejamos para otra ocasión; aunque ya he catado este 2014 (elegancia en estado puro), me guardo otra botella para abrir dentro de un tiempo, porque sé con total seguridad que estará todavía mejor que ahora.

miércoles, 9 de marzo de 2016

LAURA: Por muchos motivos

Azo: Forza de vontade para facer algo (alento, ánimo, coraxe, folgo).

Así define la Real Academia Galega la palabra que compone el nombre Azos de Vila y Azos de Pobo, ambos vinos firmados por Laura Lorenzo.

Ninguna palabra puede describir mejor su trabajo.

Laura es coraje, fuerza, ilusión, pasión. Después de pasar por una vendimia climatológicamente durísima en 2014, saqueos en la bodega, lesiones y la tremenda granizada de 2015 que arrasó con gran parte de la uva, Laura sigue en pie, no se rinde.

Ha vendido toda su escasa (y espléndida) producción, elaborada con la variedades Merenzao, Mencía, Mouratón, Gran Negro, Garnacha Tintorera, Godello, Colgadeira, Palomino…  y algunas otras sin clasificar todavía.

Laura es nexo de unión, entre la gente del pueblo, de la que alquila las fincas con las que trabaja, la mayoría con cepas de entre 80 y 120 años, personas mayores que ya no pueden ocuparse de ellas.

Por eso Laura es Daterra Viticultores: Su proyecto personal defiende con maestría el perfecto equilibrio entre viña y viticultor; sus vinos son fuerza y raza, son reflejo de la tierra de la que proceden. Otra Ribeira Sacra menos conocida, el Val do Bibei, escarpado, tremendo y precioso. Asentado en los pueblos que salpican las laderas entre Manzaneda y Trives, con altitudes entre 400 y 700m y suelos predominantemente pizarrosos y de arcilla.

Laura es vino; y Azos de Vila, en la base de su proyecto, que va desde lo general a lo más local, es una delicia para disfrutar ahora (aunque hubiese preferido guardarlo, pero no podía esperar más). Elaborada con Mencía, Garnacha Tintorera, Mouratón y Merenzao de las parcelas de Soutipedre, Seoane y Langullo (Manzaneda), fermenta con levaduras indígenas en tinos abiertos de 500L; luego hace crianza en barricas de 250 y 500L durante 10 meses.  Su color púrpura embruja y su nariz, tremendamente fresca invita a deleitarse. Moras, laureles, lavandas… y tierra, mineralidad. Desprende elegancia y frescura, y también portes de un vino serio, bien hecho, largo y para beber disfrutando. Azos de Pobo, que caté hará aproximadamente 2 meses, es el vino de parcela (Soutipedre) elaborado con las mismas variedades en proporción variable. Un vino de larga vida, una nariz que habla del lugar de donde procede, de suelos pizarrosos y de esquisto, y sobre todo habla de altitud, de vientos fríos y secos, de esa perfecta combinación entre Atlántico y Mediterráneo en una zona de climatología adversa.

Y Laura es orgullo, de nuevas generaciones de mujeres enólogas con una extraordinaria labor a sus espaldas, reconocida en los VI Premios Magnum 2016 del Instituto Galego do Viño con el Mágnum ao Mellor Viño Revelación Galego para su Azos de Pobo 2014.


Enhorabuena, Laura, por muchos motivos.

lunes, 15 de junio de 2015

#Crónicas_Albariñas (III)

Salto atrás en el tiempo,
El 17 de abril, dentro de las jornadas de Compostela Gastronómica, que ya va por su tercera edición, tuve la oportunidad de asistir a una charla-cata de lo más interesante:
Mariano Fisac (MilEurismoGourmet) venía a hablarnos de terroir, y no necesariamente de su libro, como decía el ilustre Umbral. Pero puestos a recomendar, os lo recomiendo y mucho. Galicia entre Copas es un viaje por los viñedos y vinos de Galicia: una puesta en valor del territorio, del respeto al productor, y por eso enlazaba perfectamente con la ponencia de ese día.

Pero de lo que más tocaba hablar ese día era de TERROIR, y lo pongo con mayúsculas porque esta palabra francesa de difícil traducción (a mi terruño no me acaba de convencer), lo es todo o casi todo a la hora de valorar un buen vino.
Terroir: extensión de terreno con particularidades únicas y llamativas, con un microclima especial, geología... y un largo etcétera. Algo así podría valer para definir esta palabra. Que una palabra signifique tanto ofrece pistas de lo complicado que es hablar del tema.
Puestos ya en faena a eso de las 19:00; esa tarde éramos muchos y distintos, algunos más entendidos en la materia, otros recién iniciados y precisamente ése era el escenario perfecto para lo que Mariano quería transmitir.
UNO: que no hace falta ser un crack para disfrutar de una buena copa de vino entre amigos,
DOS: que el terroir marca diferencias sin duda.

También se habló de la influencia (positiva y negativa) de las redes sociales en el mundo del vino; pero creo recordar que esto se llama Crónicas Albariñas, así que, al lío:

6 copas vacías, 6 botellas tapadas y un bolígrafo.

Mariano quería ese día que catásemos a ciegas los vinos, poco a poco y que hablásemos todos, mucho, sobre las impresiones que nos transmitía cada uno de ellos, daba igual si eran conceptos técnicos o no... lo importante: HABLAR.

Empezaron a servirse los vinos, Mariano anotaba y preguntaba, y también Eva Pizarro que lo acompañaba ese día. A medida que iban sirviéndose vinos; se apreciaban algunas caracterísitcas similares, pero desde luego muchas diferencias... los había más salinos, los había con máyor acidez, más aromáticos...
Mariano Fisac y Eva Pizarro
 Caí en la cuenta de que tal vez estábamos catando vinos de una misma variedad entre la tercera y cuarta copa.... esa que se sirvió a través de decantador y que me hizo recordar un vino probado hace no mucho... Mmm, esto es un albariño fermentado en barrica... y no es de Rías Baixas....
Bien, íbamos por el buen camino... La cosa fue in crescendo... el quinto espectacular y el sexto... yo  es que ya lo conocí por la botella... y hay pocos albariños así, y que con los años mejoren tanto.
Así es; se trataba de 6 vinos 100% elaborados con albariño, pero de sitios diferentes, muy muy diferentes: Tierras del Ribeiro; O Salnés, O Rosal, Ribeira Sacra y Comarca do Barbanza... 3 D.O.'s y una IGP...


8 de mayo, vuelta a las #catasclandestinas en Gastroteca SCQ y tercera y útima de la serie (Re)Descubrir el Albariño.
Una persona, José Antonio López, y un nombre: Compañía de Vinos Tricó.
Tricó es el último hijo de José Antonio (es lo que significa esa palabra en gallego: "último hijo que llega sin ser esperado"), antes en Lusco y mucho antes en Morgadío. Todo un corredor de fondo en el mundo del vino...y todo un ejemplo de tesón y buen hacer. Si tengo que definir sus vinos me vienen las palabras CALIDAD y ARMONÍA.
José Antonio López en Gastroteca SCQ
Tricó tiene su base en la Subzona de O Condado (Arbo-A Cañiza), suelos pobres, de fuerte insolación. No se riega la viña y se intenta recoger una cantidad pequeña de kilos por hectárea; tal vez eso explique que se consiga un vino con tanta personalidad y que aguante tanto tiempo en botella.
Hasta 2010 el único vino que se elaboraba era Tricó; a partir de ese año, se incorporaron Tabla de Sumar y Nicolás.
Ese día se trajo una vertical de Tricó (2010-2011-2012, una pena no catar ese 2007), Tabla de Sumar 2013 y Nicolás 2012. Los dibujos de las etiquetas los hizo su madre de pequeña en la escuela.



Tricó y Tabla de Sumar se embotellan por las mismas fechas y se vinifican por parcelas, de las que se hace un coupage. Tabla descansa en inox y luego en botella hasta salir al mercado, mucho antes que Tricó, que realiza fermentación maloláctica en inox durante un año y luego descansa otro año más en botella.
Cada añada peculiar y plenamente diferenciada de la anterior; me quedo con la 2010. inmensamente floral (un poco reducido al principio, pero fantástica una vez pasada un tiempo en la copa), pleno de acidez, equilibrio y persistencia todo en uno.
El 11 aporta más toques cítricos a pomelo y piel de naranja, mientras que el 2012 es un ramillete de aromas herbales y laurel, al que le queda todavía mucha vida por delante.

Nicolás 2012, llamado así por un nieto de José Antonio, es en sí mismo un milagro; una añada espectacular, de una sola parcela en la que los albariños llegan a una graduación de 14.... Todo parece augurar que el vino esté descompensado y que aguante poco tiempo. Pues no; Nicolás es todo lo contrario a eso: se elaboró un solo depósito y es un compendio de fruta madura y flores, fresco y brillante con un largo final que me encanta y, cómo no, mucha vida.

Tricó, otro ejemplo más de terroir y bodeguero unidos para hacer algo bueno... y que me hubiese llevado a la charla de Mariano unos días antes.



viernes, 29 de mayo de 2015

#Crónicas_Albariñas (II)

Tres fechas; y un salto en el tiempo para centrarme en dos. La tercera, más tarde. 14, 17 y 24 de abril y 24 vinos distintos que no me hacen temer por el futuro de la uva albariña. Sí, 24 vinos distintos.

De todos ellos, 18 se los debo a Alberto Nanclares que, con 10 días de diferencia en dos catas realizadas en Santiago, ha sido capaz de sorprenderme no repitiendo ninguno de los vinos que se trajo. Tengo muchísimas cosas buenas que decir de Alberto, pero si tuviera que definirlo en pocas palabras, sin duda elegiría: Nobleza, Honestidad y Trabajo. Eso se percibe nada más escucharlo hablar, su sensibilidad manifiesta, su minuciosidad y gusto por las cosas bien hechas; y, siendo esto así, nada malo puede salir de sus viñas.

La relación de Alberto con Galicia y el vino no está exenta de anécdotas (economista de profesión, nacido en Miranda de Ebro), pero nada parecía augurar que acabaría comprando "casa con finca" en Castrelo (Cambados) y dedicándose a esto de hacer vino de calidad. Así fue que Alberto acabó viniéndose a vivir a las Rías Baixas y teniendo en posesión casi una Ha de viñedo: Paraje Mina, así se llamaba la finca anexa a la casa, y también uno de sus vinos.
Alberto elabora vinos de sus parcelas, en solitario, vinos con sus amigos, y recientemente se ha embarcado en la realización de tinto en la Ribeira Sacra. De todo eso se habló en sus dos catas, y se cataron vinos, muchos vinos; y como no pretendo daros la chapa describiendo los 17 que caté, prefiero hablar del trabajo de Alberto y comentar lo que llamó más mi atención de todo lo que pude ver y beber ambos días.
Alberto Nanclares, en una de sus catas en Santiago

Comenzó aprendiendo a trabajar la viña y vendiendo la uva a bodegas de la zona, pero, lo que en principio era pasatiempo, acabó siendo pasión y razón de vida. El respeto por las cepas y su entorno se convirtió en lema y filosofía del trabajo de Alberto. Tanto es así que elabora su propio compost con algas de la zona y restos de la elaboración del vino en bodega y también emplea compuestos vegetales para tratar la viña. Nada de herbicidas y de correcciones en el vino.  Ahora está comenzando con la transición del viñedo convencional a ecológico (algo que ya ha hecho en algunas de sus fincas con excelente resultado) y cuenta con Jordi QuerolBernardo Estévez (Issué) y André Rodrigues (Quinta Soalheiro) para asesorarlo en aspectos relacionados con tratamiento del suelo y cuidado y prevención de enfermedades en las viñas.
Vinos catados en Singulario (foto: Singulario)

14 de abril, esta vez en Singulario, un día en que todo fue inesperado, y acabó así:
  • Vertical de Tempus Vivendi (2011-2012-2013-2014)
  • Nanclares 2011
  • Soverribas 2012
  • Paraje Mina 2012-2013
  • Coccinella 2013
  • Crisopa 2011

Tempus Vivendi, el vino más "básico" (entrecomillo lo de básico, se entiende por qué) de la bodega. Vertical de todas las añadas que existen. Demostración una vez más de que el Albariño no es un "aquí te pillo, aquí te mato". Que los años le sientan muy bien, cuando los cuidados en la viña y la elaboración es la correcta.
Nanclares y Soverribas van subiendo peldaños en mi escala particular; El primero, coupage, parte fermentado en depósito de inox  y parte (33%) en tino de roble francés; Soverribas, fermentado en su totalidad en tino de roble francés. Aquí me quedo con Soverribas 2012; madera perfectamente integrada, un vino aromático, persistente en boca.
Paraje Mina 2012-2013, es una elaboración exclusiva para Singulario. Una añada se elaboró completamente en inox y en la otra se empleó madera. Aunque a principio me decanté por el inox, la verdad es que la madera le está sentando bien a este vino...

Turno luego para el homenaje de Alberto a los amigos de la viña:  Crisopa, ese insecto que se come los pulgones y otros insectos perjudiciales y Coccinella (Mariquita, Xoaniña), otro voraz depredador de insectos "malos":

Coccinella nace de la parcela Inxertal (Padrenda, Meaño), cepas centenarias de un albariño simplemente espectacular. Muy pocas botellas de un proyecto compartido con otro grande en esto del vino, José Luis Aragunde (Ribeira de Fefiñáns). Esta añada (la segunda) tiene crianza en madera, a diferencia de la primera, que aporta algo más de redondez al vino. Vino mineral, combinado con toques de fruta madura, equilibrio y salinidad... un vino elegante y profundo.

Crisopa 2011, el vino "maltratado" e "insultado", como bien nos contó Alberto, un albariño, como los elaborados antaño, pisando la uva despalillada con los pies y luego fermentando sobre sus hollejos (un 50% de la uva) durante 15 días. Nace de la finca Mananiña y el 50% del mosto de fermenta en tino de madera . Cero aditivos para un vino natural, que no dejará indeferente a nadie. Probablemente disguste, o más probablemente apasione. Qué decir: Yo soy de lo segundo. Conviene abrirlo un par de horas antes, y el resultado va cambiando a medida que pasa el tiempo. Al principio en nariz se muestra algo comedido; pero luego expresa su elegancia y complejidad. En boca tiene cuerpo y permanencia brutal y una acidez realmente excelente. Vuelve a venirme el recuerdo (y me río) de lo que nos dijo Alberto. Le recomendaron que tirase el vino, que no era bueno ni para mezclar... La D.O. parece que pensó lo mismo... Pues que lo siga pensando...
Esa noche también hubo una sorpresa, que aunque no es Albariño, me apetece mencionar. Alberto se trajo una muestra (todavía sin embotellar) de O Miñato da Raña, su proyecto de Mencía tierra adentro. En Esperón (Saviñao), en colaboración de nuevo con Aragunde, con uva de la finca de A Raña, de Roberto Regal (otro grande), cultivada en ecológico por éste y elaborada bajo la supervisión de Alberto en la bodega de Roberto.
Por la Ribeira Sacra hay más proyectos, pero esta vez toca hablar de albariño.
Vinos catados en Gastroteca SCQ
24 de abril, de vuelta a Gastroteca SCQ y su segunda sesión de (Re)Descubrir el Albariño; 8 vinos distintos a la anterior cata:
  • Vertical de Dandelion 2011-2012-2013-2014
  • Crisopa 2013
  • Nanclares 2012
  • Soverribas 2011
  • Coccinella 2012
Como anécdota, Alberto, sin querer, jugó con nuestra percepción al traer sin etiqueta trasera de añada Dandelion 13 y 14 (Vilariño, Cambados). Y, como siempre, nada es lo que parece. El 14 más seco y profundo, más redondo que el 13 que contenía más azúcar residual y más toques cítricos que el anterior. Dandelión (bonito nombre: Diente de León), es una elaboración especial para Aragunde, diseñador también de la etiqueta.

En esta ocasión ganó para mí Nanclares 2012, en compración con Soverribas 2011, aunque de nuevo los dos estaban espectaculares. Nanclares 12 con una acidez mejor integrada y notable, toques anisados y de piel de naranja, un vino complejo y realmente grande. Soverribas 11 más profundo tal vez, más mineral y con una salinidad que me encanta.
(Me extiendo y no quiero)
Qué decir de Crisopa 2013, pues que casi casi que acabó gustándome más que el 2011 (quiero el 2012!!). Aunque  ya lo habíamos probado "Off The Record" en Singulario, aquel día, tal vez porque lo tuve menos tiempo en la copa, no acabo de convencerme tanto. Este día, el vino se creció, se mostró tan grande como es; un vino "sin artificios" con una boca espectacular: acidez, mineralidad y un sinfín de matices.


Coccinella 2012: la primera añada de esta maravilla. Elaborado 100% en Inox. La elegancia hecha vino; esa frase lo resume todo.

...Continuará en #Crónicas_Albariñas (III)

miércoles, 20 de mayo de 2015

#Crónicas_Albariñas (I)

Abril ha sido un mes intenso para mí en lo que a vinos se refiere, y, sobre todo, ha predominado una variedad por encima de las demás. Ha sido, sin duda, el mes del ALBARIÑO, y digo Albariño y no Rías Baixas, que está bien que nos acostumbremos a distinguir...
Y no digo Rías Baixas, porque una gran mayoría de los catados no están dentro de la citada D.O.
Que por qué??? Pues vaya usted a saber; aunque en todo caso, no va a ser este un post polemizador, que ya hay quien habla con mucho más conocimiento de la causa que yo.
Pretende ser este un post (bueno, en realidad serán 3) en el que ensalzar el buen trabajo que se está haciendo ahora mismo con una uva tan versátil como esta. Elogiar y no criticar, al menos de momento.
En mi escasa experiencia como "disfrutona" de vinos, creo que he sabido rodearme, con el paso de los años, de gente que se está currando esto de hacer bien las cosas, que se apasiona con su trabajo y que vive por y para el vino y sus viñas. Tengo claro por qué camino quiero ir en esto de catar vinos, aprender y valorar... y este mes de abril he reafirmado un poco más mi postura. Y lo de abril lo extiendo hasta el 8 de mayo, fecha de la última "Crónica Albariña".
Eulogio Pomares, antes de comenzar la cata

Comenzamos con este día: 10 de abril. Fecha de la primera #CataClandestina en la Gastroteca SCQ, dentro de la serie de tres llamadas (Re)Descubrir el Albariño. Redescubrir y nunca mejor dicho, porque el albariño siempre ha estado ahí, y las cosas bien hechas también, aunque lucen menos y no se llevan tantos flashes.
Ese fue el día de Eulogio Pomares, de Bodegas Zárate, y también de Fento Wines, su línea más exportable y moderna. Por ella comenzó la cata, con Bico da Ran y Fento.
Ambos de la zona de As Neves, de latitudes distintas a los vinos de Zárate, que viven en O Salnés, concretamente en Meaño.
Bico da Ran 2014 debe su nombre a una playa de Cambados y el espíritu marino también aparece reflejado en su etiqueta. Era este un 2014, Albariño 100% de producción sostenible en el que solo se emplea cobre y azufre. (Se emplean compuestos de plantas para tratar enfermedades y el suelo). Aromas frescos y florales, pero con algún matiz de fruta tropical más madura, todavía con un poco de sulfuroso, dado que le falta reposo en botella. Es un vino de paso fácil, buena acidez y muy apto para chateo.
Fento 2013, que ilustra con su etiqueta a la planta de la que toma su nombre (Helecho en español), de producción limitada a 4000 botellas y novedoso tapón de rosca, que hacen de este vino un producto 100% exportable (gran presencia en países nórdicos). Es en este caso un plurivarietal de Albariño, Loureira, Treixadura y Godello, donde la Treixadura le aporta elegancia y redondez y el albariño aporta estructura y acidez. Aromas florales pero también con más presencia de cítricos, en boca más untuoso que el anterior.
Pasamos luego al proyecto más conocido de Eulogio: Zárate. De esta bodega sus vinos más conocidos y prestigiosos.  Sólo 3 ejemplos (y vaya ejemplos):

Zárate 2014, todavía un jovencito con mucho que decir en los próximos años, con presencia de carbónico, debido a su reciente embotellamiento . Un vino salino, coupage de varias cepasjóvenes y viejas. En las viñas no se usan herbicidas y se opta por una cubierta natural permanente.
Tras da Viña 2012, un vino monoparcela, una maravilla que permanece cerca de 30 meses en depósito sobre sus lías finas (en esta añada un poco menos) y unos 6 meses en botella antes de salir al mercado. Por tanto, es este otro vino al que todavía le queda mucho tiempo por delante, dentro de unos 3 años estará espectacular seguro. Suelo granítico, arenoso, de sábrego, sólo 3000 botellas y un compendio de aromas florales y marinos, expresion de terroir, de fruta madura e incluso caramelo a medida que va pasando tiempo en la copa.
Palomar 2013 (Mágnum), monoparcela de cepas albariñas centenarias, esta vez sobre lías y fermentación en barricas de roble francés durante 9 meses. Otros 6 meses de reposo en botella antes de salir al mercado. Un vino pleno de acidez y equilibrio con la madera, una vez más deseando ver todo lo que podrá expresar dentro de unos años.

... Continuará en #Crónicas_Albariñas (II)